Cuando usted pierde un diente, habitualmente, es bueno que sea reemplazado. Un diente perdido compromete su mordida y la habilidad de masticar, incrementando la carga en sus restantes piezas dentarias. Adicionalmente, cuando usted pierde un diente puede tener un serio impacto estético.
Este proceso normalmente suele durar alrededor de una hora para la colocación de un implante unitario y no más de dos o tres horas para la colocación de más implantes. El protocolo a seguir es el siguiente:
Primero le daremos una medicación preoperatoria que habitualmente incluye antibiótico, analgésicos y una sedación. Por ello es aconsejable que tras la intervención no conduzca ni tome bebidas alcohólicas.
Una vez anestesiado haremos una incisión en la encía para examinar el hueso donde colocaremos los implantes que, como sabe, están fabricados con titanio puro. Luego cerraremos la encía.
Tras la intervención se le darán instrucciones acerca del tipo de alimentación y medicación postoperatoria.
Dependiendo de la calidad del hueso y del protocolo escogido, tras la colocación de los implantes se precisa un tiempo de espera para conseguir la completa curación del hueso. Este proceso se conoce como osteointegración y significa que el hueso acepta el implante como propio y se suelda a su superficie.
En los casos más favorables, por ejemplo, los sectores anteriores de la mandíbula, podemos colocar los dientes en un periodo muy corto (un día) o corto (20 días) tras la inserción de los implantes. En otros casos donde el hueso es blando o escaso, le aconsejaremos un tiempo de espera mayor para colocar los dientes.
Tras un tiempo de espera dedicado a la integración del implante, cuya extensión determinará el doctor, abriremos la encía para enroscarle una pieza (pilar) que conecta el implante con la boca. En algunos casos el pilar se coloca ya en la primera cirugía; es lo que conocemos como implantes en una fase.